Mientras avanzan los platos principales el ambiente se llenará de un sentido más profundo, con la Navidad como símbolo del nacimiento de la esperanza. En el transcurso de la noche, alguien comentará que este es, en verdad, un momento para dejar atrás lo que fue difícil y celebrar el crecimiento y las lecciones que el año les trajo. La Alhambra, a lo lejos, se convertirá en una imagen inspiradora de fortaleza y permanencia, recordándoles que todo esfuerzo, toda dedicación, tiene su recompensa.

Llegará el momento del brindis. Las conversaciones se detendrán, y el equipo se pondrá en pie, con una copa alzada y una sonrisa emocionada. Hablará sobre el año que compartieron, sobre el esfuerzo, la creatividad y el apoyo mutuo, y sobre la oportunidad de comenzar de nuevo, con esperanza renovada. Recordará que la Navidad simboliza un nuevo comienzo, el nacimiento de la esperanza que cada uno lleva dentro y que, juntos, podrán hacer crecer en el nuevo año.

Las copas se alzarán y chocarán, sus ecos resonarán entre las cuevas y sus paredes de piedra, mientras todos brindan por la esperanza y la ilusión que les une. Habrá abrazos, risas y algún que otro susurro de buenos deseos, compartidos entre compañeros que en este momento se sienten más como una familia. Cuando la música comience a sonar, algunos se animarán a bailar, mientras otros se quedarán un poco más en la terraza, contemplando la Alhambra, en silencio, y pensando en lo que viene.

Y finalmente todos a bailar tres horas de barra libre para que el cuerpo queme la suculenta cena de Navidad.

Será una noche especial, de las que quedan grabadas como un recuerdo entrañable, con la certeza de que, bajo la luz de la Alhambra y en el calor de las cuevas de La Chumbera, el equipo de ÓptimaCultura habrá celebrado la Navidad, el nacimiento de una nueva esperanza compartida.